El alcalde de un pueblo pide presupuesto para pintar la fachada del Ayuntamiento y le entregan tres ofertas; la del marroquí sube a 3 millones, la del colombiano a 6, y la del español a 9. Ante tales diferencias, convoca reunión con los ofertantes para que justifiquen su presupuesto.
El marroquí le dice que él usa pintura acrílica para exteriores que cuesta 1 millón y da dos capas, en andamios y brochas se va otro kilo, y el tercero es su sueldo.
El colombiano justifica su presupuesto diciendo que él es mejor pintor, que usa pintura de poliuretano y da tres capas, la pintura cuesta 3 millones, andamios y brochas suben 2 millones y otro kilo es su sueldo.
El español, al que le permiten hablar por pura curiosidad porque su precio es disparatado, asegura que su presupuesto es el mejor justificado, y argumenta: Alcalde, tres millones son para ti, tres para mí, y los otros tres se los damos al marroquí para que nos pinte la fachada.
Evidentemente, la obra se adjudicó al español.
Atención: Cualquier parecido entre este chiste y cualquier pueblo/ciudad de la Costa del Sol es pura coincidencia. Aunque el ex-alcalde tenga bigote.
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