Un hombre ciego entra en un bar de lesbianas por equivocación.
Se las apaña para llegar hasta la barra y pide una copa, y tras estar un rato sentado en el taburete le grita al camarero:
¡Eh, tú! ¿Te gustaría oír un buen chiste de rubias?
Inmediatamente se hace un silencio total en el bar y con una grave, profunda y áspera voz, la mujer que esta sentada junto a el le dice:
- Antes de que cuente ese chiste, señor, y en atención a su minusvalía física que le impide ver, creo que lo justo es que le advierta de cinco cosillas:
Y ahora que sabe eso,piénselo cuidadosamente: ¿De verdad todavía quiere contar ese chiste?
El ciego piensa durante un par de segundos, menea la cabeza y contesta:
Naaa... Pues no lo cuento...Paso de tener que explicarlo cinco veces!
Se las apaña para llegar hasta la barra y pide una copa, y tras estar un rato sentado en el taburete le grita al camarero:
¡Eh, tú! ¿Te gustaría oír un buen chiste de rubias?
Inmediatamente se hace un silencio total en el bar y con una grave, profunda y áspera voz, la mujer que esta sentada junto a el le dice:
- Antes de que cuente ese chiste, señor, y en atención a su minusvalía física que le impide ver, creo que lo justo es que le advierta de cinco cosillas:
- Que la camarera es rubia.
- Que el portero del bar es una mujer rubia.
- Que yo mido un metro ochenta, peso 80 kilos, soy cinturón negro de karate y tengo el pelo rubio.
- Que la mujer que esta conmigo es levantadora de pesas y es rubia.
- Y que la dama que esta sentada al otro lado de usted es una luchadora profesional y también es rubia.
Y ahora que sabe eso,piénselo cuidadosamente: ¿De verdad todavía quiere contar ese chiste?
El ciego piensa durante un par de segundos, menea la cabeza y contesta:
Naaa... Pues no lo cuento...Paso de tener que explicarlo cinco veces!
No hay comentarios:
Publicar un comentario